Parece una historia de la antigüedad, sin embargo es una noticia de estricta actualidad. Un jugador nigeriano, que se desempeña en el fútbol de Sudán, fue condenado a recibir cuarenta latigazos. ¿El motivo? Es la multa por haber consumido alcohol según la Ley de Sharia, un código musulmán de conducta sumamente detallado, en el que se incluyen las normas relativas al culto, la moral y la vida en general.
El futbolista castigado a cuarenta latigazos es el delantero del Al Merreikh, Stephen Worgu, quien fuese goleador de la Liga de Campeones africana 2008. El atacante nigeriano, que dio positivo en un control de alcoholemia, deberá pagar además una multa de cien dólares.
Hace pocos meses, varias mujeres jóvenes, entre ellas una periodista que trabajaba para la ONU, fueron condenadas a la flagelación por vestir pantalones. Otras de las prohibiciones que establece la Ley de Sharia son: visitar magos y creerles, ser pesimista, orinar en agua estancada, casarse con dos hermanas, elogiarse a sí mismo, cantar, torturar con fuego, tratar mal a un vecino, matar hormigas, reír si a una persona se le escapan gases.
El castigo a recibir cuarenta latigazos es difícil de entender. La explicación, de lo que para muchos es una insólita condena, es la diversidad cultural. Desde este lado del globo no hay forma de entender semejante sanción.
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