Notas, fotos y videos de ese costado insólito que tiene el deporte más lindo del mundo.

viernes, 28 de junio de 2013

Un arquerito del Barça atajó seis penales

Iñaki Peña, arquero de las divisiones inferiores de Barcelona, se transformó en el héroe de su equipo. En la final contra el Atlético de Madrid, que se definió por penales, contuvo seis de los nueve que le ejecutaron y convirtió el suyo. Anoten el nombre de este joven talento que en un par de años podría ser compañero de Lionel Messi. En este breve compacto, cinco de sus atajadas y su gol.

martes, 25 de junio de 2013

"Corea es otro mundo"

El argentino Pablo Cioffi, que hoy se encuentra en una liga local de su país, cuenta con un récord: fue el primer futbolista argento en desempeñarse en Corea del Sur. “Fue espectacular jugar en todas las canchas del Mundial 2002. La nuestra, por ejemplo, tenía una capacidad para 80 mil personas”, comenta el delantero que en 2009 estuvo en Daegu FC, un club de Primera División que se fundó para que el inmenso estadio que se había construido para la Copa del Mundo no quedara inutilizado.

Si bien jugó en el país asiático apenas seis meses se dio el gusto de enfrentar a varios futbolistas que un año después llegaron a octavos de final del Mundial de Sudáfrica y, también, aprovechó para conocer una cultura que lo dejó perplejo.

“Fue una experiencia fantástica y muy loca. Es un lugar en el que la inseguridad y la suciedad no existen. Viví cosas que pensé que sólo pasaban en las películas como por ejemplo que cada seis meses saquen a la calle los televisores y la tecnología, para ir a comprar todo nuevo”, relata todavía sorprendido.

Cioffi, quien también actuó en Honduras e Italia, cuenta otra particularidad del país que le llamó la atención: “También me asombró que los negocios no cierran nunca, podés ir a la panadería o a la verdulería a las 3.30 de la mañana. Por lo que me dijeron fue la manera que encontraron para salir adelante después de la guerra y les quedó la costumbre”.

“Corea es otro mundo”, concluye el atacante de 34 años y más de 120 goles en su carrera.

viernes, 21 de junio de 2013

La Messi

Alexia Putellas, con apenas 19 años, va camino a convertirse en la versión femenina de Lio. Juega en Barcelona, ya ganó un par de títulos y hace golazos como éste.

martes, 18 de junio de 2013

Rivales que nunca imaginó

Con este descenso a la B Nacional Independiente se medirá con equipos ignotos para la mayoría de sus hinchas. Tres ejemplos.

Villa San Carlos (Berisso, Buenos Aires)

Se fundó en 1925 y se afilió a la AFA recién en 1967. La categoría en la que más tiempo estuvo es la Primera D (29 temporadas). Será su primera experiencia en la segunda división. Tiene un estadio humilde, con capacidad para 4 mil espectadores.

Patronato (Paraná, Entre Ríos)

Su nombre completo es Club Atlético Patronato de la Juventud Católica. Se fundó en 1914 y, aunque pocos lo recuerden, disputó una temporada en Primera División (Nacional 1978): terminó 19º de un total de 32 equipos. Ascendió a la B Nacional en 2010.

Crucero del Norte (Garupá, Misiones)

Tiene apenas 23 años de vida. Recién en 2005 traspasó las fronteras misioneras y disputó un campeonato nacional (Torneo del Interior). ¿Por qué el nombre? La empresa de colectivos denominada Crucero del Norte es fundadora y actual propietaria del club.

DATO CURIOSO

En 1984, hace menos de 30 años y mientras Independiente se coronaba campeón del mundo, Villa San Carlos jugaba en Primera D, Patronato participaba de un antiguo regional y Crucero del Norte ni siquiera existía.

viernes, 14 de junio de 2013

Glorias del pasado

Fútbol Curioso inaugura una nueva sección. Es un juego muy simple: se ofrece una foto y los lectores deben adivinar de quién/es se trata. En esta ocasión, dos protagonistas a reconocer. ¿La ayuda? Ambos son destacados entrenadores argentinos.


Respuesta: Marcelo Bielsa y Alejandro Sabella.

miércoles, 12 de junio de 2013

Gol del viento

Increíble lo que ocurrió en la Serie D de Italia. El arquero rechazó, la pelota salió del área y el viento hizo el resto.


miércoles, 5 de junio de 2013

Aspirinas y Caramelos

* Cuento escrito por @oliveraluciano y publicado en www.hombredecampo.tumblr.com/

La primera vez que tuve la sensación de que mi viejo se moría, que lo vi débil de verdad, fue yendo a ver al Rojo.

Rodolfo (así se llamaba) era periodista. Trabajaba en tele, en radio, en gráfica… Los viernes solía llegar con un regalo: credenciales de Prensa para la cancha. Yo crecí acostumbrado a los lugares privilegiados. Vi muchos partidos en las cabinas, al lado a los relatores de las radios, o en plateas “lujosas”. Era parte de la “chapa” de mi papá.

Pero en 1980, la mano venía distinta. El viejo estaba sin laburar en los medios. En la Argentina de la plata dulce, había puesto un kiosco en la galería de al lado de Sadaic. Ese negocito, último bien de una extraña herencia familiar, no daba para ningún lujo. Vivíamos con lo justo. Para colmo, al periodista le faltaba el “brillo” de la profesión. El otrora escriba reconocido y jefazo, ahora expendía alfajores, turrones y 43/70. Un dato: lo hacía de saco y corbata. Me cuesta recordarlo con otro ropaje. Era casi su uniforme.

Es posible que yo, con 11 hincha-bolas años, haya insistido en ir a la cancha ese día caluroso de diciembre. Jugábamos el partido de vuelta de una semifinal del Nacional. Racing de Córdoba nos había ganado 4 a 0 en la ida, pero vaya a saber que extraño convencimiento nos llevaba a creer que lo podíamos dar vuelta.

Tomamos el bondi a Avellaneda (ya no teníamos el Fiat 800 que se había ido para pagar una deuda) y encaramos la larga caminata por la siempre convulsionada Alsina. Eramos miles los que caminábamos hacia el estadio de la Doble Visera envueltos en banderas, gorros y entonando cantitos que prometían que “vamos a salir campeón…”

Llegando a las boleterías, vi que el viejo encaraba para la fila de la Popular. Debe haber visto la cara de decepción del nene acostumbrado a las cabinas y las plateas. Me dijo algo así como “hoy vamos acá, es mejor”. No le creí. Entendí que era lo que se podía.

La fila de al lado, la de las butacas, era más ordenada. La de la General era un caos de empujones, gritos… Mi viejo -vale la pena recordar que lo suyo eran las letras más que las multitudes…- pujaba por llegar a la ventanilla, pero no avanzaba. De pronto lo vi salir de ese marea de compradores de último momento. “Vamos, esto no es para nosotros” me dijo.

Me salió de adentro un “Y si vamos a la platea?” Creo que mi pregunta fue un puñal. Me contestó “No tenemos plata”. Recuerdo la sequedad de la respuesta. Hoy entiendo que era la última armadura de un tipo disminuido, que no podía cumplirle “algo” a su hijo. Era grave? No, claro que no. Pero evidentemente para él tenía un simbolismo. Ya no era lo que había sido. No se le abrían las puertas de las cabinas. No llegaba a comprar dos plateas. Empezaba a no poder.

Con aire de vencidos, volvimos por Alsina, una calle que siempre me pareció horrenda. Mientras nos alejábamos del estadio, recuerdo haber escuchado el rugido de las tribunas, exaltadas por la salida del equipo…

A las pocas cuadras, mi viejo detuvo su caminata. Me miró y me dijo “esperá un segundo”. Se sentó en el portal de una casita. “Qué te pasa?” le dije. “No me siento muy bien, ya se me pasa”. Una señora que veía la escena desde adentro de la casa salió y le dio un vaso de agua. La situación no duró mucho, se recompuso rápido. Al rato estábamos de nuevo en el colectivo y media hora más tarde, en casa.

Lo que podría haber sido un simple sofocón, fue para mi una señal grave. No se bien porqué, pero ese día de diciembre, algo me dijo que mi viejo se me estaba muriendo. Tenía insólitos y jóvenes 53 años, pero fumaba mucho, había tenido un pre infarto un par de años antes, no se cuidaba… Y estaba (comprendí muchos años después) muy deprimido.

Rodolfo se fue un año y medio después, sin dar demasiada lucha, sin comprender que era más importante cuidarse que entregarse al vicio que lo había tomado a los 14 años y del que, para colmo, estaba orgulloso. Nos dejó rápido. Mi enojo con él, por no haber estado, por no haber bancado, por no haber peleado, duró años. Muchos años.

Ese hombre que se fue envuelto en debilidades, antes de apagarse, fue mi ídolo. Ese porteño tanguero que no me legó un mango, me dejó un puñado de cosas invalorables: el gusto por la historia, la pasión por la lectura, el placer por una buena partida de ajedrez, el ateísmo, una imagen de decencia inquebrantable que fue clave para que yo no me desviara cuando me tentaron… Y claro, el paladar negro de hincha de Independiente.

De muy chico aprendí dos versos : Maril, De la Mata, Erico, Sastre y Zorrilla (el primero) y Miceli, Ceconatto, Lacacia, Grillo y Cruz (el segundo). Se dicen de corrido, rápido, porque decirlo así es señal de que sabes…

Nos recuerdo embanderando juntos la casa, mientras esperábamos que la Central Terrena de Balcarce retransmitiera la señal de alguna final de la Libertadores jugada en Montevideo, en San Pablo, en Santiago… Nos veo saltando y gritando goles de Bertoni que ya van a venir, repitiendo Bo Bo Chini hasta la afonía, aplaudiendo barridas de Pancho Sa, corajeadas del Mencho Balbuena, tiros libres de Pavoni… Me gustaba escuchar aquella anécdota de una tarde en la que Bernao se había acercado a plena platea baja y le había dedicado un gol a mi vieja… Amaba a Boneco, aquel perro pulgoso que salía a la cancha con el primer equipo, llevando en su boca el banderín del CAI.

Cuando yo era chiquito, Rodolfo solía venir con un caramelo. Me lo daba y me decía “te lo manda el señor Independiente”. A veces, en vez de una golosina traía una aspirina. Ante mi mirada de asco, respondía “te la manda el señor Racing”. Era un tipo serio, pero cuando quería, tenía salidas memorables.

El viejo se fue en junio -vaya casualidad- del 82. No llegó a ver el gol de Percudani al Liverpool. Tampoco vivió esa tarde en la que salimos campeones frente a un Racing que descendía. Pero su vida estuvo repleta de vueltas olímpicas, de hazañas, de gloria internacional. De eso, se fue lleno.

Escribo esto en plena agonía. A no ser que obre un milagro, en tres semanas nos habremos ido a la B.

No se que pensaría Rodolfo ahora, pero estoy seguro que jamas se le cruzó por la cabeza que su invencible equipo repleto de copas, estuviese así, casi sentenciado, a días de adquirir esa mancha imborrable.

Me costó añares despedirlo, hacer un duelo como corresponde. Creo que una buena parte de mi tristeza actual tiene que ver con que no puedo parar de recordarlo. De recordarte.

Volvé viejo. Aparecete de traje, envuelto en una bandera roja. Decime que todo esto es una aspirina que me mandó el señor Racing. Que nosotros comemos caramelos, porque los amargos son ellos. Enseñame de nuevo a aplaudir un sombrerito del Bocha. Agarrame de la mano para gritar un gol de Bertoni.

Si no podes volver, te entiendo. Ya es hora de bancármela solo. Seré digno. Aunque, te aviso. A escondidas de Lola, voy a llorar.

Chau viejito. Descansá en el cielo inexistente de los ateos. Algún día vamos a volver.

Este también es un modo, tardío, de despedirte.

lunes, 3 de junio de 2013

De la D al Calcio, sin escalas

Ezequiel Cepeda saltó desde el peldaño más bajo del fútbol argentino y aterrizó en Europa. El joven mediocampista pasó de jugar en Centro Español, un club que actúa en la Primera D, a ser refuerzo de la Sampdoria para la próxima temporada. Sí, jugará en un equipo que fue campeón de Italia (1991) y que supo ser finalista de la Champions League (1992).

“La verdad es que al principio no caía. Con esto me cambió la vida en cuanto a mi carrera pero en lo personal sigo siendo el mismo pibe de barrio que era cuando jugaba en Centro”, le contó a Fútbol Curioso.

Si no se producen modificaciones en el mercado de pases, tendrá de compañeros a varios compatriotas, entre los que se destacan el arquero Sergio Romero (titular del seleccionado argentino) y el delantero Maximiliano López.

“Mi sueño es poder consolidarme en la Sampdoria y hacer una buena campaña allá pero en algún momento también me gustaría volver a jugar en mi país”, afirmó el volante zurdo, de apenas 22 años.

Cepeda ya no enfrentará a Deportivo Paraguayo, Riestra, Victoriano Arenas y el resto de los conjuntos de la última categoría argentina. Sus próximos rivales serán, entre otros, los poderosos Milan, Inter y Juventus.