Ese fue el pensamiento del árbitro Madrigal Soria, de la tercera división de España, cuando escuchó que la voz del estadio llamaba al propietario de un auto determinado que había sido robado e, increíblemente, era el suyo. Como obviamente ni el más ocurrente imaginó que podía tratarse del vehículo del juez del encuentro, el juego continuó.
¿Qué hizo entonces Soria? Paró el partido y fue al vestuario para saber qué había sucedido con su auto. El encuentro entre Jumilla y Puente Tocinos estuvo suspendido por ocho minutos y luego continuó con normalidad. "Terminé de pitar el partido y nos tuvimos que ir con la ventanilla rota", dijo el árbitro.
Fuentes poco confiables aseguran que éste sería el auto de Soria.
lunes, 12 de octubre de 2009
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