Un sin código, un pata de lana, un “Coco” Ameli. Sí, es doloroso ser cornudo, pero eso no debería mellar en el resultado de un deporte colectivo. Resulta que Juan Pablo Pereyra, delantero de Ferro tenía una mujer. Se llamaba Ludmila, era chaqueña y la amaba. Su vida era normal, todo lo normal que puede ser una vida compartida juntos: tenían un perro llamado Funes Mori, jugaban al burako todos los lunes y hacían el amor religiosamente cada 13 días. Pero Ludmila era flor de gato y en un entrenamiento conoció a Correa, otro player de Ferro. Empezaron mandándose mensajes de texto (Ludmi no sabía usar el WhatssApp) y terminaron copulando en el vestuario visitante de Boca Unidos de Corrientes. Pereyra se enteró y se juró cagarle la vida a Correa. Pero no sabía cómo, así que le preguntó a otro corneta y actual jugador de Ferro, Eduardo Tuzzio. -¿Te parece Edu que haga esto? -Sí, es lo mejor para vos y para el club. Es una enseñanza para los de inferiores. A continuación, la venganza de Juan Pablo Pereyra.
miércoles, 27 de noviembre de 2013
El corneta
El disparatado espacio de Facundinho - Capítulo V
Un sin código, un pata de lana, un “Coco” Ameli. Sí, es doloroso ser cornudo, pero eso no debería mellar en el resultado de un deporte colectivo. Resulta que Juan Pablo Pereyra, delantero de Ferro tenía una mujer. Se llamaba Ludmila, era chaqueña y la amaba. Su vida era normal, todo lo normal que puede ser una vida compartida juntos: tenían un perro llamado Funes Mori, jugaban al burako todos los lunes y hacían el amor religiosamente cada 13 días. Pero Ludmila era flor de gato y en un entrenamiento conoció a Correa, otro player de Ferro. Empezaron mandándose mensajes de texto (Ludmi no sabía usar el WhatssApp) y terminaron copulando en el vestuario visitante de Boca Unidos de Corrientes. Pereyra se enteró y se juró cagarle la vida a Correa. Pero no sabía cómo, así que le preguntó a otro corneta y actual jugador de Ferro, Eduardo Tuzzio. -¿Te parece Edu que haga esto? -Sí, es lo mejor para vos y para el club. Es una enseñanza para los de inferiores. A continuación, la venganza de Juan Pablo Pereyra.
* El disparatado espacio de Facundinho es la sección más irracional del blog. Aparece esporádicamente y es gentileza del fenomenal Facundo Bonetto. Para ver sus anteriores entregas, hacé click acá.
Un sin código, un pata de lana, un “Coco” Ameli. Sí, es doloroso ser cornudo, pero eso no debería mellar en el resultado de un deporte colectivo. Resulta que Juan Pablo Pereyra, delantero de Ferro tenía una mujer. Se llamaba Ludmila, era chaqueña y la amaba. Su vida era normal, todo lo normal que puede ser una vida compartida juntos: tenían un perro llamado Funes Mori, jugaban al burako todos los lunes y hacían el amor religiosamente cada 13 días. Pero Ludmila era flor de gato y en un entrenamiento conoció a Correa, otro player de Ferro. Empezaron mandándose mensajes de texto (Ludmi no sabía usar el WhatssApp) y terminaron copulando en el vestuario visitante de Boca Unidos de Corrientes. Pereyra se enteró y se juró cagarle la vida a Correa. Pero no sabía cómo, así que le preguntó a otro corneta y actual jugador de Ferro, Eduardo Tuzzio. -¿Te parece Edu que haga esto? -Sí, es lo mejor para vos y para el club. Es una enseñanza para los de inferiores. A continuación, la venganza de Juan Pablo Pereyra.
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Jejejeje... es muy bueno, está loco ese facundino.
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