Hay jugadores que cuando las cosas no salen como se espera, tienen la capacidad y el temperamento como para asumir la responsabilidad propia y la de sus compañeros conduciéndolos por el camino correcto. Se dice entonces que el jugador se pone el equipo al hombro.
Otros, en cambio, exhiben un espíritu más débil y flaquean o se desorientan sin saber qué hacer e intentan pasar lo más desapercibidos posible dentro de la cancha. Se dice, entonces, que el jugador se esconde.
Éste último caso es, precisamente, el del 9…
Por Dickie R. para futbolcurioso.blogspot.com
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